“En verdad, (los corazones) son violentos, la pestilencia se halla por toda la tierra, la sangre esta por todas partes; abunda la muerte y las ropas de la momia hablan aun antes que uno se acerque a ellas.
En verdad, muchos muertos están enterrados en el rio; la corriente es un sepulcro y el lugar de los embalsamadores ha llegado a ser un arroyo.
En verdad, los nobles se hallan en estrechos, mientras lo pobres están llenos de gozo. Cada pueblo exclama: “quitemos a los poderosos entre nosotros…”
En verdad, el rio es sangre y, sin embargo, los hombres siguen bebiendo de él. Los hombres huyen del contacto humano y tienen sed de agua.
En verdad, las puertas, las columnas y las paredes están quemadas, mientras que las salas del palacio permanecen firmes y soportan. En verdad, los barcos de los del sur han sido destruidos, los pueblos están en ruinas, y el Alto Egipto ha llegado a ser un desperdicio…
He aquí, los hombres pisan el agua como peces, y las personas aterrorizadas no pueden distinguirlas por culpa del miedo…
En verdad, el oro y el lapislázuli, la plata y las esmeraldas, la cornalina y las amatistas cuelgan de los cuellos de las siervas…
En verdad, la risa ha parecido y ya no se oye mas, el gemido ha invadido la tierra, mezclando con las quejas…
En verdad, todos los animales, sus corazones lloran; las vacas mugen por el estado en que se halla la tierra.
En verdad, los hijos de los príncipes son estrellados contra las paredes, y los niños del cuello yacen en los terrenos altos…
En verdad, (los humanos comen) herbaje y lo lavan con agua, no se halla ni herbaje ni frutas para los pájaros, y (lll) es quitado de la boca de los cerdos. Ningún rostro brilla (…) a causa del hambre.
En verdad, por todas partes la cebada ha perecido y los hombres se ha quedado sin ropas, sin especias, y sin aceite; y todos dicen: “No hay nada”. Los lugares de almacenaje están vacios y sus guardas yacen estirados en el suelo.”
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